Días extraños para la vieja guardia.
Dos de los máximos exponentes del fútbol del hace unos años están de actualidad por causas que hace una semana hubiesen sido hermanas y hoy son tangencialmente opuestas.
Días después de la dimisión de Javier Irureta como entrenador del Zaragoza, se anuncia el retorno de otro de los clásicos a la Liga, Javier Clemente, para dirigir al Murcia.
Este tipo de decisiones conllevan un riesgo altísimo, no solo porque el equipo deba acostumbrarse a otra forma de entender el entrenamiento y la forma de juego, sino que, además, las garantías de que el equipo vaya a empezar a ganar son prácticamente nulas.
Los equipos en barrena suelen tener problemas mucho más graves que cualquiera que pueda haber creado el entrenador. La mala planificación y los vicios del vestuario suelen ser problemas que no se solucionan cambiando al entrenador. Y digo "suelen".
Personalmente, si alguna vez tengo que tomar una decisión de ese calibre, no me imagino fichando, por ejemplo, a Pellegrini (si estuviese libre, claro, que a este paso le van a regalar la mitad de Porcelanosa) sino que mi apuesta iría por ese tipo de hombre de club como es Nando Yosu. Gente con las ideas clarísimas y que haya demostrado que puede reflotar un equipo con respeto y trabajo duro.
Pero, por supuesto, no existen tantos hombres como Nando Yosu. Y, llegado el caso, ficharía antes a alguien como a Clemente que al citado Pellegrini (o Angel Cappa, que viene a ser lo mismo).
¿Por qué?. Básicamente porque los equipos con problemas graves suelen tener vestuarios, o bien con exceso de ombliguismo (Zaragoza), o con una falta de autoestima tremenda (Murcia). Y, en estos casos, los discursos de fútbol completo que necesite de posesión de balón, no sirven porque acabarás en el primer caso con un equipo basado únicamente en individualidades y, en el segundo, con un equipo destrozado por la falta de tiempo que una cosa así necesita.
Seguiremos informando.