lunes, 3 de marzo de 2008

La mujer del César...

Volvía yo de Getafe a las seis y media de la mañana del viernes. Entre las muchas cosas que me dio por recordar del nefasto partido del día anterior hubo una que me pareció especialmente significativa de lo que es la afición como conciencia colectiva: a todos con los que hablé después del partido, y no fueron pocos, les (nos) pareció que la actitud de Pedro Munitis no había sido la que nos tiene acostumbrados.
La impresión que dejó en la grada fue de apatía, sobre todo debido a un par de jugadas en las que Ustari, portero de Getafe, perdía el tiempo con el balón en los pies y Munitis no fue a presionarlo.

No se cuánto de realidad y cuánto de decepción por la derrota hay en esa impresión pero que un capitán de equipo, con su innegable carisma entre la afición, deje ese mal sabor de boca por falta de implicación en los peores momentos del equipo no es algo positivo. Porque Munitis además de serlo...

Pásenlo bien:


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